Es fácil ser voluntario/a en Cruz Blanca. El voluntariado de Cruz Blanca está hecho de pequeñas cosas, de pequeños gestos: planchar con mimo, contestar el teléfono con una sonrisa, empujar con esmero una silla, preparar con gusto una comida, acompañar a las personas asistidas…miles de actos que cada día construyen la gran familia Cruz Blanca.
Cruz Blanca tiene, desde sus orígenes, un sello particular: es una institución acogedora, abierta y tolerante con todas las personas que se acercan a ella, independientemente de su condición y de las motivaciones que lo impulsan a participar como voluntario/a. Así, los más de 2.800 voluntarios/as de Cruz Blanca registrados en el 2007 practican un diálogo de vida que se enriquece con las perspectivas de las diversas vocaciones, acentos, culturas y creencias.
El Hermano Isidoro Lezcano, fundador de la Congregación, definió al voluntariado de Cruz Blanca como "aquel que cuida con pasión, compasivamente, porque defiende a los amenazados, protege a los vulnerables y consuela a los que sufren. Los que prestan sus sentidos a los que más lo necesitan: sus voces a los que no pueden hablar, sus oídos a los olvidados, sus manos a los que no pueden valerse por sí mismos…los que adaptan una actitud positiva, optimista y activa y trabajan desde nuestro ámbito para modificar la realidad".
El voluntariado en Cruz Blanca se vive desde la relación personal, comprometida en lo pequeño, en lo sencillo, en lo cotidiano…Y ese esfuerzo generoso y solidario teje Cruz Blanca.
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